Libros de caballería en Don Quijote: Del criticismo hasta la parodia chistosa

Este ensayo está dedicado al papel de los libros de caballería en el Don Quijote de Cervantes. La misma trama de la obra maestra se basa en la colisión de fantasías necias contenidas en los libros de caballerías con las realidades de la época del autor. Pero Cervantes no sólo presenta claramente al público todos los inconvenientes y deficiencias de los libros de caballería, que transforman su protagonista en una parodia grotesca de caballero andante cuyas locuras imitan las hazañas imaginarias de héroes literarios. Esta es la mejor manera de denunciar y ridiculizar el mundo ilusorio de cuentos llenos de encantadores, criaturas fantásticas y hazañas imposibles. Don Quijote es en realidad un libro de caballería cómico destinado a divertir al lector mostrándole lo divertido y absurdo en las increíbles aventuras de los caballeros andantes.
            Los libros de caballería juegan un papel clave en la novela de Cervantes y este papel es definitivamente negativo, en realidad, desencadenan la narrativa que vuele loco a un caballero rural de cincuenta años, Alonso Quijano, que se convierte en un auto proclamado caballero andante Don Quijote de la Mancha. El autor explica cómo sucedió: “Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles”[1] que nos da la idea de los contenidos típicos de las novelas de caballería, por un lado y expresar su actitud hacia ella por el otro.

            Los amigos de Alonso Quijano, el cura y el barbero, así como su sobrina y ama de casa perciben libros de caballería casi tan malvadas criaturas que encantaron al pobre y merecen la pena de muerte por este delito. Es por esto que después de la exploración de la biblioteca de nuestro ingenioso caballero “hallaron más de cien cuerpos de libros grandes, muy bien encuadernados “[2] que están condenados a la quema, y sólo unos más originales y bien escritos están salvados. Este episodio informa al lector acerca de la cantidad y calidad de los romances de caballería disponibles en España al final del siglo XVI. De acuerdo con los sacerdotes y el juicio de la belleza, la mayoría de estos libros fueron generalmente similares que contienen diferentes versiones de una cantidad limitada de parcelas fantásticas y tenían poco valor literario.
            El lector aprende mucho más sobre los libros de caballería en el capítulo XLVII del Volumen Uno de los labios del canon de Toledo que los encuentra ” perjudiciales en la república”[3] porque “todos ellos son una mesma cosa”[4] y que son ” fábulas que llaman milesias, que son cuentos disparatados, que atienden solamente a deleitar, y no a enseñar”[5]. El clérigo indignado enumera varias parcelas inventadas por escritores de cuentos de caballería “mozo de diez y seis años da una cuchillada a un gigante como una torre, y le divide en dos mitades, como si fuera de alfeñique”[6] el héroe del libro gana más de un millón de enemigos “solo el valor de su fuerte brazo”[7] “una reina o emperatriz heredera se conduce en los brazos de un andante y no conocido caballero” gran torre llena de caballeros va por la mar adelante, como nave con próspero viento, y hoy anochece en Lombardía, y mañana amanezca en tierras del Preste Juan de las Indias”[8]. El clérigo sabio, aparentemente, expresando la opinión de Cervantes diciendo ” fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, escribiéndose de suerte que, facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan.[9]

            Dian Fox añade que “for the Canon of Toledo, fiction can only delight when it adheres to the logically possible”, mientras que” the books of chivalry condemn themselves by invading the realm of the fantastic, by violating verisimilitude”[10]. El clérigo erudito cree que los libros de caballería “son en el estilo duros; en las hazañas, increíbles; en los amores, lascivos; en las cortesías, mal mirados; largos en las batallas, necios en las razones, disparatados en los viajes, y, finalmente, ajenos de todo discreto artificio, y por esto dignos de ser desterrados de la república cristiana”[11] Él culpa ” estrañas locuras como las que están escritas en los disparatados libros de caballerías. “[12]  por ser “falsos y embusteros, y fuera del trato que pide la común naturaleza, y como a inventores de nuevas sectas y de nuevo modo de vida, y como a quien da ocasión que el vulgo ignorante venga a creer y a tener por verdaderas tantas necedades como contienen.”[13] Todas las opiniones anteriores son totalmente compartidas y apoyadas por el cura del pueblo, verdadero amigo de Alonso Quijano.

             En lugar de los cuentos de hadas inútiles del Canon de Toledo, él recomienda leer libros sobre personajes históricos reales y sus actos heroicos, argumentando que de estos estudios al lector “saldrá erudito en la historia, enamorado de la virtud, enseñado en la bondad, mejorado en las costumbres, valiente sin temeridad, osado sin cobardía”[14]. Pero todos los argumentos razonables contra los libros de caballería se desperdician en el manchego loco que le gustan porque “le destierran la melancolía que tuviere, y le mejoran la condición, si acaso la tiene mala.”, y aprecia ” causar gusto y maravilla ” que deriva de la ” historia de caballero andante”[15]

            En otras palabras, nuestro ingenioso hidalgo, descontento por las realidades del mundo que nos rodea, está buscando refugio en fantasías necias promulgadas por los libros de caballería. Hoy, el mismo fenómeno de la evasión de la realidad preocupante se observa entre los jóvenes se sumergen en el mundo virtual de los videojuegos y aparatos de internet y como resultado llegan a ser tan vulnerable a los desafíos de la vida real como Don Quijote.

              El lector puede tomar fácilmente el Canon de Toledo y el sacerdote de la aldea para voceros de ideas propias de Cervantes, pero de acuerdo con Anthony J. Cascardi, los dos eclesiásticos expresan, con toda probabilidad, la opinión de las autoridades oficiales encontran todas las fantasías inútiles potencialmente “prejudicial to the nation”. Cascardi informa que el punto de vista en los libros de caballería similar ya fue publicado por Miguel Sánchez de Lima en 1580[16] y cree que la crítica de las ficciones literarias por clérigos puede representar un indicio sobre las prácticas de la Inquisición de la censura.[17] En el contexto de la naturaleza humorística de Don Quijote, la idea misma de los cuentos de hadas Iglesia censura de la falta de verosimilitud, sin duda, parece ridículo.
            Cervantes tiene claro que la mera crítica de las tonterías caballerescas no es suficiente para los aficionados de los cuentos de hadas y crea una divertida parodia de los libros de caballería que eligen la risa como la mejor arma contra sus ilusiones estériles y perjudiciales. Como indica Daniel Eisenberg “Cervantes wrote Don Quixote to make us laugh at the amusing misadventures of a burlesque knight-errant” para que “to end the great popularity of romances of chivalry” y “to supply what they could not offer: entertainment that was not only harmless but beneficial”[18]

              En realidad, el autor de la famosa novela declaró en el prólogo que su obra “deshacer la autoridad y cabida que el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías” y añade que “el melancólico se mueva a risa el risueño la acreciente”.[19]

            P.E. Russell demuestra en su artículo Don Quijote como un libro divertido que “for some two centuries after 1605, Don Quixote seemed to its readers to be a funny book”[20] y de hecho ” a great deal of it is concerned with describing tricks and hoaxes, with making sport of the protagonist, his squire, and many other characters”[21]

            EC Riley define la descripción de Cervantes de Don Quijote y Sancho Panza como “the verbal equivalent of graphic caricature”[22] y les percibe como “a recognizable duo of fat-man and thin-man comics”[23]

            En la opinión de Daniel Eisenberg, los críticos modernos no entienden muy bien lo ridículo de  Don Quijote porque no están familiarizados con los libros de caballería del Renacimiento español. Los protagonistas de los libros de caballería eran jóvenes, guapos, fuertes en armaduras montando en “destriers” poderosos (caballos de guerra) que viajaron en lugares tan exóticos como Asia, África, Inglaterra o Grecia mientras que Don Quijote era justo lo contrario y escojo ” the least attractive region of Spain”[24],La Mancha, por sus aventuras. Su mismo nombre “de la Mancha” fue percibido como una broma en el tiempo de Cervantes. Don Quijote “chooses a far, garrulous, ignorant, greedy, unhappily married peasant as his squire”[25] Su amor romántico para una campesina parecía también risible para los lectores contemporáneos.

            Según Judith A. Whitenack, todas las payasadas de don Quijote reproducen en forma de  parcelas cómicas y absurdas a las aventuras caballerescas, por ejemplo, “the knight aids the army of a Christian king against a Moorish one (the rebaños, or armies of sheep); he challenges evil giants (the windmills); an enamoured lady pays him a nocturnal visit (Maritornes); he rescues a lady from her kidnapper (the vizcaíno or Basque); he avenges a slain knight (the funeral procession); he challenges a wild beast (the lion); he competes in jousts and tournaments (his plans for the St. George’s Day tournament in Zaragoza); he defends his lady’s beauty against all comers (the Toledo merchants); he is whisked away on quests by mysterious means (the enchanted boat); and he changes chivalric epithets according to circumstances (“El Caballero de la Triste Figura,” “El Caballero de los Leones”)”.[26] Ella comenta que “the full parodic effect of the novel depends upon readers who will immediately recognize the chivalric material”[27]

            La extraña locura de Don Quijote también provocó la risa porque, como PE Russell explica, la locura mental, siempre que no fuera demasiado violenta, fue considerada divertida en ese momento.[28] Dian Fox añade a esto que el caballero loco de vez en cuando esta cerca a matar a algunos de sus enemigos imaginarios “but true to the nature of comedy, he never inflicts lasting injury on anybody in either part”[29].

            La mente de Don Quijote está completamente trastornada por las tonterías de los libros de caballería que leyó, por eso ” everyday things are transformed in his mind’s eye – windmills become giants, sheep warriors, inns castles, etc.”[30] Diane Chaffee-Sorace comenta que el ingenioso hidalgo “interprets people and situations in terms of chivalric fantasy in order to integrate them into his illusory world”[31], y  entonces “fabricates his own adventures by imposing his magic world on the people around him”[32]. De esta manera, los libros de caballería son responsables de todos los disparates cometidos por Don Quijote.

            Nuestro ingenioso hidalgo sale de casa con la intención de ” deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligro donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama “.[33] Pero en realidad todas las aventuras de Don Quijote son inútiles, absurdas y más perjudiciales para su propia salud. E.C Riley califica, por ejemplo, como “one of his most pointless acts of lunacy” combate del protagonista con molinos de viento, y añade con humor: “like all the best fairytale giants, windmills are also rather comic (waving their arms and getting nowhere)”.[34]

            E. C. Riley cree que el loco manchego ” in his early, maddest days, capricious, misdirected, impractical, idealistic, militant, ineffective”[35]. Mientras que Don Quijote afirma en el capítulo L de Volumen Uno que “caballero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos”[36]. ¡Qué diferencia de opiniones demuestra la autoevaluación distorsionada de nuestro ingenioso caballero!

              La locura inicial del ingenioso hidalgo se concreta alentado por el típico pícaro del posadero del caballero en la presencia de las “mozas”. De esta manera las condiciones externas contribuyen a la aparición del personaje imaginario nacido en la cabeza de Alonso Quijano trastornado por la lectura de libros de caballería. Según Russell, ocurre debido a la actitud específica hacia los locos en tiempos de Cervantes – eran hasta cierto punto intocable. Por eso en el capítulo III de la Primera Parte, el posadero “warns the muleteers not to try to revenge themselves for the wounds inflicted on them by the knight . For the same reason, when the constabulary are sure he is mad, they leave him alone.”[37]

              Cervantes escribe una parodia de los cuentos de caballería y se preocupa de reproducir su calidad ficticia, por eso a partir de la segunda parte del primer volumen, el loco manchego se presenta como el protagonista de la historia escrita por Cide Hamete Benengeli, un historiador árabe, y de tal manera él está completamente separado de la vida real e incluso del autor de la novela que no es responsable más por las locuras del caballero loco. En este sentido, Diane Chaffee-Sorace señala correctamente que “Don Quixote and the other characters in the book are, after all, as fictitious as the tales of chivalry which Cervantes mocks”[38]

            Sancho Panza, parodia grotesca de un escudero galante, es tan cómico como su amo. Este campesino “de muy poca sal en la mollera”[39] ve claramente que Don Quijote está loco pero cree que el caballero andante le puede hacer gobernador de una ínsula. Sancho Panza entra en el mundo imaginario de nuestro ingenioso caballero en busca de posibles ganancias y en el segundo tomo se convierte, según la duquesa, aún más divertido y más loco que su señor.

            Don Quijote puede ser fácilmente manipulado por todos los que leyeron sobre las fantásticas aventuras de los caballeros andantes. En este sentido, Judith A. Whitenack indica: “The willful deceivers of Don Quixote, like the priest and the barber, Dorotea, Sansón Carrasco, the duke and duchess, and Altisidora, are also readers of the books of chivalry and thus know very well how to invent chivalric plots that fit Don Quixote’s expectations”.[40]

            Al final del Volumen I, el heroico caballero andante está roto físicamente por la colisión de su mundo imaginario con las duras realidades de la vida, pero no recupera su cordura mental. En el segundo tomo, Don Quijote ya está un famoso personaje literario que vive dentro de un libro de caballería y tiene que seguir los giros de la trama escrita por otros. Por ejemplo “the duke and duchess deliberately abuse Don Quixote by staging events to generate his chivalric antics”[41] comenta Diane Chaffee-Sorace. De esta manera, en el castillo del duque no se guía más por su loca imaginación, pero es sólo reaccionando a situaciones increíbles en el que está involucrado. En este sentido Anne J. Cruz comenta: “But the less opposition there is to his fantasies, the more lucid Don Quixote becomes”.[42]

            En el mundo fantástico creado artificialmente de los libros de caballería, la decepción del protagonista está creciendo y alcanza su culminación después de su derrota por el Caballero de la Blanca Luna. Paradójicamente, el Don Quijote literario, no puede sobrevivir a las aventuras ficticias protagonizadas para él por dramaturgos malintencionados. En esta situación “accepting his inability to assume a self-invented role in his own story, Don Quixote refuses to continue his portrayal of a knight-errant”[43], indica Anne J. Cruz.

            Esta desilusión del caballero andante lleva el protagonista a la recuperación mental y a la transformación final en Alonso “Quijano el Bueno”, que reconoce su locura y culpa a los romances de caballería para ello. De esta manera, Cervantes presenta los libros de caballería incompatibles con la vida real, donde Don Quijote es sólo un producto de la imaginación desenfrenada de la locura de Alonso Quijano.

            En conclusión, es importante hacer hincapié en que Don Quijote representa una parodia de libros de caballería que se pretende ridiculizar a los caballeros andantes de los cuentos de hadas tan populares en ese momento. Hoy en día, el carácter cómico de la obra de Cervantes es considerablemente ensombrecida por la dificultad de la lectura en el Siglo de Oro español y por su percepción general del mundo clásico. En definitiva, para el correcto entendimiento, Don Quijote debe ser estudiado en la perspectiva histórica y comparado con las novelas de caballería parodiados por su autor. En mi opinión, P.E. Russell tiene razón cuando pretende demostrar que para los contemporáneos de Cervantes “Don Quixote was simply a brilliantly successful funny book”.[44]

Bibliografía:

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Russell, P.E. “”Don Quixote” as a Funny Book.” The Modern Language Review 64.2 (1969): Pp. 312-326. Print.

Whiteack, Judith. “Don Quixote and the Romances of Chivalry Once Again: Converted Paganos and Enamoured Magas.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America 13.2 (1993): 61-91. Print


[1] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 26.

[2] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 50.

[3] Ibid., 396.

[4] Ibid.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Ibid., 397.

[8] Ibid., 387.

[9] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 387.

[10] Dian Fox. “OrgThe Apocryphal Part One of Don Quijote.” John Hopkins University 100.2 (1985): 408. Print

[11] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 397.

[12] Ibid., 410.

[13] Ibid., 406.

[14] Ibid., 407.

[15] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 412.

[16] Cascardi, Anthony. “What the Canon Said.” Cervantes, Literature and the Discourse of Politics (2012): 34. Print.

[17] Ibid., 40.

[18] Daniel Eisenberg. “Teaching Don Quixote as a Funny Book.” Modern Language Association of America (1984): 62. Print.

[19] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 17.

[20] P.E. Russell “Don Quixote” as a Funny Book.” The Modern Language Review 64.2 (1969): Pp. 319. Print.

[21] Ibid., 312.

[22] E.C. Riley “Don Quixote: From Text to Icon.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America (1988): 110. Print.

[23] Ibid., 112.

[24] Daniel Eisenberg. “Teaching Don Quixote as a Funny Book.” Modern Language Association of America (1984): 64. Print.

[25] Ibid., 65

[26] Judith Whiteack. “Don Quixote and the Romances of Chivalry Once Again: Converted Paganos and Enamoured Magas.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America 13.2 (1993): 62. Print

[27] Ibid.

[28] P.E. Russell “Don Quixote” as a Funny Book.” The Modern Language Review 64.2 (1969): Pp. 321. Print

[29] Dian Fox. “OrgThe Apocryphal Part One of Don Quijote.” John Hopkins University 100.2 (1985): 409. Print

[30] E.C. Riley “Don Quixote: From Text to Icon.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America (1988): 111. Print.

[31] Diane Chafee- Sorace,. “Ekphrastic and Theatrical Interior Duplication: Irony and Verisimilitude in Don Quijote’s Adventure with the Basque.” Romanische Forschungen 101 (1989): 209. Print.

[32] Ibid., 216.

[33] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 27.

[34] E.C. Riley “Don Quixote: From Text to Icon.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America (1988): 114. Print.

[35] E.C. Riley “Don Quixote: From Text to Icon.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America (1988): 115. Print

[36] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 412.

[37] P.E. Russell “Don Quixote” as a Funny Book.” The Modern Language Review 64.2 (1969): Pp. 321. Print

[38] Diane Chafee- Sorace,. “Ekphrastic and Theatrical Interior Duplication: Irony and Verisimilitude in Don Quijote’s Adventure with the Basque.” Romanische Forschungen 101 (1989): 218. Print.

[39] Miguel Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Austral, Edicion Alberto Blecua & Andrés Pozo, 2012, 59.

[40] Judith Whiteack. “Don Quixote and the Romances of Chivalry Once Again: Converted Paganos and Enamoured Magas.” Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America 13.2 (1993): 62. Print

[41] Diane Chafee- Sorace,. “Ekphrastic and Theatrical Interior Duplication: Irony and Verisimilitude in Don Quijote’s Adventure with the Basque.” Romanische Forschungen 101 (1989): 216. Print.

[42] Cruz, Anne. “Don Quijote’s Disappearing Act.”844. Print.

[43] Cruz, Anne. “Don Quijote’s Disappearing Act.”840. Print.

[44] P.E. Russell “Don Quixote” as a Funny Book.” The Modern Language Review 64.2 (1969): Pp. 312. Print

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